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¿Cómo controlar la ansiedad? 8 consejos para combatirla

Con afectaciones que van desde el plano más físico hasta el emocional, la ansiedad se ha introducido en nuestro día a día. Ya sea en el nuestro propiamente o en el de algún conocido o allegado. Así lo acredita la Sociedad Internacional de Trastornos Afectivos (ISAD), que cifra ya en 10% la población adulta que sufre o ha sufrido una crisis de ansiedad en España.

Nuestra rutina diaria marcada por la inmediatez, la incertidumbre y el ritmo vertiginoso, puede convertir la ansiedad en un compañero de batallas. Un hecho que no debemos normalizar, ni en los casos en los que aparezca con cierta frecuencia. 

Los problemas familiares o laborales, un contexto tomadizo o una circunstancia que no logramos resolver son situaciones que pueden considerarse estresantes. Por ello, es importante saber cómo controlar la ansiedad en nuestro día a día.

NUESTRA RUTINA DIARIA MARCADA POR LA INMEDIATEZ, LA INCERTIDUMBRE Y EL RITMO VERTIGINOSO, PUEDE CONVERTIR LA ANSIEDAD EN UN COMPAÑERO DE BATALLAS

Ese sentimiento de inquietud e incluso miedo que se genera frente a situaciones adversas o distintas a lo habitual puede desembocar en la mencionada ansiedad. Es una de las respuestas más comunes a ese ritmo de vida acelerado y a las exigencias que experimentamos tanto externas como propias. 

Con el objetivo de desgranar qué es la ansiedad y mostrarte cómo controlarla en tu día a día, en este artículo te contamos 8 consejos para saber cómo combatir la ansiedad.

 

¿Qué es la ansiedad?

Para conocer a fondo esta respuesta del organismo, lo principal es desgranar qué es y en qué consiste. Es el paso previo para conocer cómo controlar la ansiedad de forma diaria. 

La ansiedad es un mecanismo adaptativo natural que facilita que nuestro sistema esté alerta ante sucesos complejos. Es una respuesta de nuestro organismo frente a situaciones límites. Suele caracterizarse por una sensación de miedo, temor o angustia que, a la vez, puede propiciar la aceleración del ritmo cardíaco, según expresa el Instituto Nacional de la Salud Mental.

LA ANSIEDAD ES UNA RESPUESTA DE NUESTRO ORGANISMO FRENTE A SITUACIONES LÍMITES

Cuando se trata de un episodio de carácter puntual, tanto emocional como físico que surge de forma inesperada, hablamos de un ataque de ansiedad. No obstante, cuando la ansiedad no desaparece y empeora con el tiempo nos encontramos ante un trastorno de ansiedad. Es ahí donde adquiere trascendencia saber cómo combatir la ansiedad. 

Sus síntomas pueden interferir en nuestra rutina diaria, en nuestros quehaceres e imposibilitar su desempeño habitual. Encontrar cierto equilibrio no es fácil. Controlar la ansiedad tampoco. Por ello, en este artículo te contamos qué es el equilibrio emocional y 8 ejercicios para lograrlo.

 

¿Por qué aparece la ansiedad?

Conocida qué es la ansiedad, en muchas ocasiones el siguiente paso es el preguntarse por qué ha ocurrido y cuál es el motivo para tener que convivir con ella en nuestro día a día. Incluso, acto seguido, nos preguntamos cómo quitar la ansiedad.

Determinar cuáles son las causas que propician dicha situación resulta complejo e incluso, en determinadas ocasiones, puede surgir sin motivos aparentes. Según la Sociedad Internacional de Trastornos Afectivos, no se conoce la causa concreta de la ansiedad. Elementos como la biología, la genética o el estrés pueden tener incidencia.

No obstante, no conocerlas no exime, no implica que no debamos indagar en el origen. 

Si queremos saber cómo controlar la ansiedad en nuestra rutina, resulta importante tratar de identificar -lo más recomendable es hacerlo con la ayuda de un experto- que ha motivado la crisis de ansiedad, o si existe un trastorno psicológico subyacente. 

SABER QUÉ HA PODIDO GENERAR LA SITUACIÓN, PERMITE APLICAR UN TRATAMIENTO MÁS ESPECÍFICO Y ADECUADO A NUESTRA REALIDAD

Saber qué ha podido generar la situación, permite aplicar una solución más específica y adecuada a nuestra realidad. En definitiva, posibilita que podamos calmar la ansiedad y combatirla. 

 

Conocimiento 

Más allá de la complejidad de asumir que la ansiedad forma parte de nuestra rutina diaria, el siguiente paso es conocer y aplicar distintas herramientas para manejar esta respuesta del organismo. 

Conscientes que eliminarla es poco viable, que nace de la habitual cuestión de cómo quitar la ansiedad, el objetivo es que seamos capaces de aprender a regularla y que su afectación sea la menor posible en la realización de nuestros quehaceres. 

No hacerlo, puede ocasionar, según informa la ISAD:

Menor productividad. En muchas ocasiones el origen de esta respuesta del organismo surge a raíz de circunstancias o situaciones que vivimos en nuestro trabajo. Ese estado de intranquilidad o de exceso nerviosismo impide nuestro correcto desarrollo laboral e impiden que podamos dar lo mejor de nosotros mismos. El rendimiento, habitualmente, es menor y sufre una bajada significativa. Al no encontrarnos al 100%, sea en el ámbito fisiológico, motor o cognitivo, nuestra capacidad para realizar la actividad disminuye. En este artículo te contamos qué es el estrés laboral y 8 consejos para combatirlo.

 Mayor negatividad. A largo plazo, nuestra sensación diaria de malestar o de poco control sobre nuestras reacciones desembocan en una visión especialmente negativa.  En ese sentido, pueden aparecer preocupaciones, pensamientos negativos, irritabilidad o la sensación de miedo. Estas, unidas a la sensación de incertidumbre o inseguridad, suele ocasionar una angustia frecuente.  

 Problemas de relaciones personales. Junto a los problemas en nuestro día a día y en el ámbito laboral, nuestra forma de comportarnos también tiene consecuencias en cómo nos perciben los otros. La desaparición de cierta firmeza en nuestras relaciones personales, principalmente con aquellas con las que convivimos, podría generar que nuestra ansiedad fuera mayor. La falta de conocimiento de la persona o sus personas más cercanas sobre el hecho de sufrir ansiedad puede ser un hándicap a la hora de intentar entender al otro y encontrar la forma de manejar correctamente la situación.

 Cambio en el comportamiento diario. Aunque al principio puedan ser de difícil captación, existen múltiples conductas que pueden convertirse en señales de aviso de que algo no va bien. Pequeños tics nerviosos, una intranquilidad permanente, gestos repetitivos o un llanto frecuente podrían indicar que no estamos sabiendo cómo gestionar la ansiedad. En ese sentido, existen otros más evidentes como aquellos que tienen que ver con la conducta impulsiva reactiva. 

 

8 consejos para controlar la ansiedad

Entonces, ¿cómo podemos controlar la ansiedad en nuestro día a día? Cuando la ansiedad aparece y afecta nuestra rutina, la recomendación es siempre acudir a un profesional.

Existen diferentes formas de intentar gestionarla y lograr que la afectación en nuestra vida sea la menor posible. ¿Cómo controlar la ansiedad en nuestro día a día? Algunos consejos son:

Visita un experto. Como hemos expresado con anterioridad, un paso fundamental es el de ponernos en manos de un especialista. A pesar de ser una enfermedad relativamente normalizada en nuestra sociedad, su trascendencia es máxima y nunca debemos ignorar su presencia en nuestra vida. En ese sentido, la ansiedad requiere de un tratamiento concreto para cada persona en el cual se marque la intensidad y la frecuencia de este en función de la necesidad de cada paciente.

Aceptación. Evaluado por un experto, una vez sabido que sufrimos ansiedad es importante asumir la situación de la mejor forma posible. Entender qué nos pasa y conocer cada una de las emociones que sentimos nos permitirán identificar mejor cada una de las fases por las cuales pasaremos. Incluso podemos aprender a gestionar nuestras emociones a través de los libros. En ese sentido, también para comunicar las emociones de forma asertiva primero tenemos que identificar qué tipo de sentimiento experimentamos. En definitiva, conocerse a uno mismo.

Ocuparte sin preocuparte. Una de las claves pasa por entender que querer saber más sobre lo que nos ocurre y sobre esta respuesta del organismo no es sinónimo de vivir focalizado en ello. Nuestros pensamientos influyen en cómo nos sentimos, y hay que evitar aquellos irracionales que invaden nuestra mente e intensifican el miedo. Es importante que sepamos encontrar el equilibrio entre el conocimiento y la necesaria desconexión. 

Ejercicio físico. La práctica de la actividad física debe formar parte de nuestra rutina diaria, evitando así largas jornadas frente a la pantalla del ordenador o en nuestro lugar de trabajo. Llevarla a cabo nos permitirá evadirnos durante un determinado período de tiempo de las preocupaciones que nos ocupan.

Técnicas de relajación. Aplicar y llevar a cabo distintas técnicas de relajación, así como de respiración, nos puede generar un beneficio diario para generar un espacio de conocimiento propio y de confort. Conocer nuestro cuerpo y escucharle puede influir sobre nuestra respuesta emocional.

Óptimo descanso. Descansar las horas necesarias nos permite dar una pequeña tregua a nuestro organismo a la hora de afrontar un nuevo día. Tener bien establecidas ciertas rutinas, al levantarnos y al irnos a dormir, nos permitirá una mejor conciliación del sueño. En caso de tener ciertas dificultades, en este artículo te contamos diferentes remedios para combatir el insomnio y dormir mejor.

Cuida la socialización. Como hemos mencionado anteriormente, una de las consecuencias son los problemas en las relaciones personales. El no explicar qué nos ocurre o cómo nos sentimos, así como la tendencia a encerrarnos en nosotros mismos, puede ocasionar problemas con nuestro entorno más directo. Por ello, es recomendable mantener hábitos de socialización previos a la aparición de la ansiedad. 

Establecer prioridades.Entender que no podemos llegar a todo o hacer múltiples tareas a la vez con el mismo nivel resolutivo es un paso para evitar posibles frustraciones. En cada momento, debemos saber elegir qué es más conveniente para nosotros en función del contexto y de nuestras necesidades. En este momento de nuestra vida debemos ser flexibles para tolerar actitudes, comportamientos y despistes ya que, a la postre, eso nos permitirá focalizarnos en aquellos aspectos que creamos más relevantes.

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